SEIS AÑOS DE EJERCICIO—O LA FALTA DEL MISMO—PODRÍAN MODIFICAR LA INSUFICIENCIA CARDÍACA
05/15/2018
Al analizar los niveles de actividad física divulgados con el transcurso del tiempo de más de 11.000 adultos norteamericanos, investigadores de Johns Hopkins Medicine constataron que aumentar la actividad física a los niveles recomendados en la mediana edad en tan solo seis años, constituye un vínculo que notablemente disminuye el riesgo de la insuficiencia cardíaca, una condición que afecta a unos cinco a seis millones de norteamericanos.
El mismo estudio descubrió que la falta de ejercicio físico en la mediana edad, en tan poco tiempo como seis años, podía vincularse a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
A diferencia de un infarto de miocardio, con el cual hay muerte de las células cardíacas, la insuficiencia cardíaca se caracteriza por la incapacidad crónica y prolongada del corazón de bombear suficiente sangre, o con la suficiente fuerza, para surtir al cuerpo de oxígeno. Los factores de riesgo de la condición, que es la causa principal de hospitalización en personas mayores de 65 años, son: hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, tabaquismo y antecedentes familiares.
“Aplicado a la vida cotidiana, nuestros hallazgos sugieren que en la mediana edad participar sistemáticamente en actividades físicas moderadas a vigorosas unos 150 minutos a la semana, como las caminatas a paso ligero o el ciclismo, puede ser suficiente para mitigar los factores de riesgo coronario un 31 por ciento”, explica el Dr. Chiadi Ndumele, profesor adjunto de medicina Robert E. Meyerhoff de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y autor principal del estudio. “Además, en la mediana edad, pasar de la inactividad física a los niveles recomendados en unos seis años, podría disminuir los factores de riesgo coronario un 23 por ciento”.
Los investigadores advierten que el estudio, descrito en la revista Circulation, fue uno de observación, lo cual significa que los resultados no pueden demostrar ni confirmar una relación directa de causa-efecto entre el ejercicio físico y la insuficiencia cardíaca. Pero explican que las tendencias observadas de los datos recopilados de adultos en la mediana edad, sugieren que nunca es demasiado tarde para mitigar los factores de riesgo coronario haciendo ejercicio moderado.
“El segmento de la población con insuficiencia cardíaca va en aumento porque la gente vive más años y sobrevive los infartos de miocardio y otras cardiopatías”, dice la Dra. Roberta Florido, becaria de investigación en cardiología del Centro Ciccarone para la Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares de Johns Hopkins. A diferencia de otros factores de riesgo coronario como la hipertensión arterial o el colesterol alto, no contamos con fármacos concretamente eficaces para prevenir una insuficiencia cardíaca, por lo que tenemos que identificar y verificar estrategias eficaces para su prevención haciendo hincapié de estas soluciones ante el público”. Existen fármacos para tratar la insuficiencia cardíaca como los beta bloqueadores y los inhibidores de IECA (enzima convertidora de angiotensina), pero básicamente son fármacos de prevención secundaria que ayudan a reducir el gasto cardíaco cuando ya existe una insuficiencia.
Varios estudios, dice Florido, sugieren que en general las personas que hacen ejercicio físico tienen menos factores de riesgo coronario que las que son menos activas, pero se sabía muy poco sobre el impacto que los cambios en los niveles de ejercicio tienen sobre los factores de riesgo coronario con el paso del tiempo.
Por ejemplo, si durante casi toda su vida ha sido sedentario, pero en la mediana edad empieza a hacer ejercicio físico, ¿puede eso mitigar sus factores de riesgo coronario? O si usted ha sido una persona activa durante casi toda su vida, pero al llegar a la mediana edad deja de ser activo físicamente, ¿aumentará eso sus factores de riesgo coronario?
A fin de abordar estas preguntas, los investigadores utilizaron los datos ya obtenidos del estudio a largo plazo de Riesgo de ateroesclerosis en comunidades (ARIC, por sus siglas en inglés) con 11.351 participantes reclutados de 1987 a 1989. La edad promedio de los participantes fue de 60 años, 57 por ciento fueron mujeres y la mayoría blancos o afroamericanos.
A los participantes, con una media de 19 años por episodios cardiovasculares agudos como infartos de miocardio, apoplejías e insuficiencias cardíacas, se les hizo un seguimiento anual haciendo entrevistas telefónicas, revisando historias clínicas y certificados de defunción. Además de dichas medidas, durante las visitas del 1er y 3er estudio de ARIC (6 años aparte) cada paciente completó un cuestionario en el cual se le pedía que evaluara el nivel de sus actividades físicas, las cuales luego pasaron a ser clasificadas como insuficientes, intermedias o en el nivel “recomendado”, en consonancia con las pautas establecidas por la Asociación Americana del Corazón.
Las pautas recomiendan por lo menos 75 minutos por semana de actividad física de esfuerzo vigoroso o por lo menos 150 minutos por semana de ejercicio físico de intensidad moderada. Uno a 74 minutos por semana de actividad física de esfuerzo vigoroso o 1 a 149 minutos por semana de ejercicio físico de intensidad moderada, contaban como una actividad de nivel intermedio. Y la clasificación de “insuficiente” era para los que no habían hecho ningún tipo de ejercicio.
De la primera a la tercera visita en el plazo de unos 6 años, un 24 por ciento de los participantes aumentaron su participación en actividades físicas, 22 por ciento la disminuyó y 54 por ciento se quedó en la misma categoría.
Los factores de riesgo coronario disminuyeron en casi un 12 por ciento para 2.702 participantes que aumentaron sus categorías de actividad física de insuficiente a intermedia o recomendada, o de intermedia a recomendada, en comparación a aquellos con cifras consistentes de actividad física insuficiente o intermedia.
En cambio, entre 2.530 participantes que durante la primera a la tercera visita dijeron haber reducido su participación en actividades físicas, sus factores de riesgo coronario aumentaron a un 18 por ciento en comparación con los que sistemáticamente mantuvieron sus niveles de actividad física intermedia o recomendada.
Según la Asociación Americana del Corazón, menos de un 50 por ciento de norteamericanos consiguen los niveles recomendados de actividad física.